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martes, 22 de marzo de 2016

MIGUEL ÁNGEL BUONARROTTI COMO ARQUITECTO

Miguel Ángel se consideraba principalmente escultor, pero su obra arquitectónica nos lo muestra también como un genio.

Capilla de San Cosme y San Damián (Castell Sant’Angelo, Roma, 1515). Pequeña obra que realizó Miguel Ángel y que supone el inicio de su actividad como arquitecto. En esta obra trata de forma escultórica los elementos arquitectónicos, pero ya nos indica cuál es su concepto del diseño arquitectónico, claramente entroncado con el clasicismo greco-romano.




Proyecto de la Fachada de San Lorenzo (1517)

Miguel Ángel volvió a aparecer en Florencia en 1516 para llevar a cabo un importante cometido, el proyecto de papa León X para la fachada de la Basílica de San Lorenzo en Florencia que Brunelleschi dejó inacabada. Trabajó durante tres años en los planos y tenía la intención, según sus propias palabras, ser un espejo de la arquitectura y la escultura de toda Italia. Sin embargo en marzo de 1520 el contrato para la fachada fue anulado levantando la indignación de Miguel Ángel, el mármol encargado para su realización fue utilizado para cubrir el suelo de Santa María de las Flores. Aunque sabemos muy poco acerca del proyecto final, el modelo de madera construido con las especificaciones de Miguel Ángel nos ha llegado.


Cuando Miguel Ángel comenzó a construir, pensó menos en términos de espacio y volumen que en la estructura arquitectónica y la decoración de la pared. El camino que había comenzado fue largo, y lo condujo por etapas, desde la escultura arquitectónica de la tumba de Julio II; a la arquitectura escultórica de la Biblioteca Laurenciana. Si los diseños para el mausoleo del Papa se ponen al servicio de la decoración figurativa y la escultura ornamental manteniéndolas unidas por un par de molduras; en los dibujos y modelos para la fachada de San Lorenzo, la arquitectura llega a predominar incluso allí donde es reforzada por las figuras humanas. El escultor se zambulló en un mundo simbólico de portales, ventanas, escaleras, frontones y columnas, que tienen un significado metafísico, así como un significado práctico, y el uso de símbolos geométricos les dio la vitalidad y contenido emocional.

Todo lo que ha llegado hasta nosotros de la fachada propuesta para San Lorenzo son algunos dibujos en lápiz negro y rojo, y el modelo en madera que se encuentra en la Casa Buonarroti en Florencia. El diseño nos recuerda a los antiguos escenarios de los teatros romanos, o a una iconostasis cubierta de santos tallados y escenas legendarias propia de la Iglesia oriental. Miguel Ángel consigue que el fiel se quede fuera contemplando, más que invitarle a entrar en el recinto santo. 



La fachada se distribuye en tres zonas horizontales separadas por una cornisa: en primer lugar, el mundo inferior; por encima de ella, el mundo nouménico o de las ideas de Platón, con delicadas pilastras, círculos y rectángulos, nichos y una ventana. En la cima descansa el tímpano de la Trinidad, la comunión de toda la composición con la espiritualidad. Las formas arquitectónicas son todas de origen muy antiguo. Miguel Ángel, más que cualquiera de sus contemporáneos, los absorbió y los hizo suyos, tratándolos de una manera que fue copiada por muchos de los que vinieron después de él. Amasó las partes y las unificó en un estilo muy alejado de las concepciones arquitectónicas del Renacimiento, que habían tratado ventanas, puertas, traviesas, detalles esculpidos, plantas, y así sucesivamente, como unidades independientes pero coordinadas, mientras que Miguel Ángel y sus seguidores lo subordinan a el todo. El preludio de esta arquitectura es la severidad ya vista en la puerta de la capilla de Cosme y Damián en el Castel Sant'Angelo terminada antes de su partida a Florencia.

Palacio Medici Ricardi (Florencia, 1517). La imagen muestra el Palacio realizado por Michelozzo en la esquina de la Via Cavour y la Vía de Gori con las armas de los Medici en la esquina y los arcos de la logia ya cerrada en las que Miguel Ángel abrió dos ventanas.  



Las ventanas están enmarcadas por un arco y tienen frontón apoyado en modillones. Utiliza también los modillones bajo las consolas de soporte del alféizar de la ventana que llegan casi hasta el suelo como un par de piernas, por lo que se las conoce popularmente como una ventana de rodillas.

Capilla Medicea (Florencia, 1521-1523). La estudiaremos más profundamente cuando hablemos de la escultura de Miguel Ángel. 



Foto exterior: By I, Sailko, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3066230

Se trata de una pequeña capilla situada en la Sacristía Nueva de la Basílica de San Lorenzo, realizada para enterrar a los cuatro miembros masculinos principales de la familia, aunque los dos varones principales de esta familia, Lorenzo el Magnífico y su hermano Juliano no son los enterrados en estas tumbas, sino otros miembros menores de la dinastía que portaban los mismos nombres: Lorenzo de Pedro, duque de Urbino y Juliano de Lorenzo, duque de Nemours.


Foto interior: By Sailko - Own work, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1042128

De planta cuadrangular, se corona con una cúpula de media naranja sobre pechinas y coronada por un cupulín. En este pequeño espacio Miguel Ángel juega con las formas al igual que lo hará en la escalera de la Biblioteca Laurenciana, cuajando los muros con vanos ciegos, entrantes y salientes, frontones partidos y decoraciones de guirnaldas.


Miguel Ángel dejó inacabada esta obra que fue terminada por Bartolomeo Ammannati y Giorgio Vasari.

Biblioteca Laurenciana (Florencia, 1524 hasta 1558). La construcción de este edificio anexo a la Iglesia de San Lorenzo se vio interrumpida por la expulsión de los Medici y la guerra que siguió a dicha expulsión. Miguel Ángel retomó la realización de la obra en 1530, pero no sería él el que la terminara. El artista realizó el diseño del vestíbulo y de la sala de lectura.


Durante el pontificado del Papa León X (1513-1523) Miguel Ángel se encargó de la tarea de la construcción de la capilla de los Medici junto a la Iglesia de San Lorenzo y, en 1524, se le encargó la Biblioteca Laurenciana. Estos planes fueron interrumpidos después de que los Medici fueran expulsados de Florencia en 1526, sólo cuatro años más tarde el artista pudo continuar con su trabajo. 


En términos de arquitectura, el vestíbulo representa la parte más complicada del edificio. Toma la forma de un cuadrado cuyas paredes se elevan por encima del observador. Los muros aparecen decorados con dos cuerpos de vanos ciegos. La escalera se abre en tres cuerpos ascendentes en forma de abanico, con los peldaños curvos en el tramo central y rectos en los laterales. Sobre la columnata se abre la puerta de acceso coronada por un frontón partido, flanqueada por dos grandes vanos ciegos con frontón semicircular. Las columnas firmemente fijadas en las paredes con su aspecto antropomorfo y gigantesco y el ímpetu de la espectacular escalera, muestran a un Miguel Ángel que nunca desarrolló las leyes geométricas abstractas propias de la arquitectura, sino que fijó siempre su interés en el estudio del cuerpo humano. El techo es de madera ricamente adornado.


Se suponía que iba a ser una doble escalera que conduciría a la sala de lectura, pero en 1558 en Roma, el artista alteró los planes, que fueron llevados a cabo por Bartolomeo Ammannati en los años siguientes. volutas enormes, que se utilizan exclusivamente como ornamentación, y dobles columnas erigidas en los huecos, son elementos muy alejados del Renacimiento Clásico. Esta escalera, con su juego de formas ovaladas, es uno de los ejemplos más refinados de la obra de Miguel Ángel en el campo de la arquitectura. Se dice que el diseño de la escalera llegó a Miguel Ángel en un sueño.


El diseño horizontal de la larga sala de lectura se contrapone a la verticalidad del vestíbulo. A primera vista, la habitación parece más convencional que el vestíbulo: las pilastras, las vigas del techo y los patrones de suelo producen una compartimentación del espacio en el que están atrapados los puestos de lectura (también diseñados por Miguel Ángel) dos en cada fila. En la actualidad hay un suelo de madera cubriendo el suelo original de terracota.

Las paredes se decoran con hornacinas cuadradas y rectangulares, éstas últimas enmarcando las ventanas. La cubierta es plana de artesonado de madera con motivos clásicos.

Plaza del Capitolio (1548, Roma).

Entre los logros de Miguel Ángel está la conquista de la colina Capitolina, es decir, la depresión que hay entre el antiguo templo de Juno Moneta -que  sobrevivió como Iglesia de Santa María de Aracoeli- y la de Júpiter Capitolino. Este fue de hecho el corazón del Imperio Romano.


En sus grandes obras anteriores Michelangelo había realizado alusiones y metáforas cosmogónicas. En el Capitolio ideó un reflejo de la Creación, plasmado en los extraños mosaicos del suelo del Capitolio, que fueron realizados en 1940 según los grabados dibujados a partir de sus diseños. Los tres palacios que enmarcan la plaza muestran el misterio de la Revelación divina. El magnífico barrido hacia abajo de la escalera que lleva a Aracoeli, con su plataforma y sus estatuas de los ríos-dioses, simboliza el descenso divino de la Verdad, materializado en la bondad y la belleza, en otras palabras, en la Luz y la Palabra, y remarcado por los dos palacios laterales que flanquean la plaza en un ángulo ligeramente diagonal formando un trapecio.


Este dibujo muestra una reconstrucción del proyecto de Miguel Ángel. El pavimento, aunque planeado por Miguel Ángel, no se colocó hasta 1940, cuando Mussolini reconoció la importancia histórica del Capitolio como símbolo de gobernabilidad. Los grabados que sirvieron de base para la realización de los mosaicos de la plaza fueron ejecutados por Étienne Dupérac (1525-1604) en 1568.

Miguel Ángel puso el sello en su plan mediante el traslado de la estatua ecuestre de Marco Aurelio, que los romanos habían creído durante mucho tiempo de Constantino el Grande, desde la Lateranense, y lo colocó en un pedestal de su diseño en el centro de esta gran plaza de forma trapezoidal.


Como emblema del poder imperial de Roma, la escultura se eleva desde el centro del sol, cuyos doce rayos se ramifican siguiendo un patrón lineal de múltiples dimensiones; por medio de líneas que se cortan en seis ocasiones se obtienen doce campos concéntricos. En conjunción con el sol de doce puntas sobre el que se sitúa la escultura ecuestre, se representan los planetas y las doce moradas del zodiaco. Como lector asiduo de la Divina Comedia, Miguel Ángel pudo desarrollar esta idea. La idea monárquica también se deriva de Dante. Todo el diseño se adapta a una elipse que representa la correspondencia terrena y la esfera divina, pero es un óvalo que contiene dos puntos focales debido a la dualidad de un mundo que se ha desplazado del verdadero centro. No es casualidad o capricho del artista que el número siete sea el clave en el Capitolio. Se encuentra en la especulación mística de todas las edades.


El proyecto del maestro fue aceptado, pero posteriormente modificado en algunos lugares. Los palacios de cada lado de la plaza fueron alterados por Giacomo della Porta después de la muerte de Miguel Ángel, pero gran parte de la obra original permanece. Desde el punto de vista de la historia de la arquitectura, la innovación más importante realizada en estos palacios fue la introducción del llamado orden gigante; es decir, una pilastra y una columna que se extienden a lo largo de los dos cuerpos de la fachada.


El Palacio Senatorial fue construido durante los siglos XIII y XIV. Se situó encima del antiguo Tabularium que una vez albergó los archivos de la antigua Roma. Su reforma se inició en 1546. Miguel Ángel es responsable sólo de la escalera exterior a dos vertientes, realizada de forma que su eje es la escultura de Marco Aurelio que coincide con el portal central del Palacio Senatorial. El nicho en el centro de la escalera estaba destinado a albergar una gran estatua de Júpiter. El campanario fue diseñado por Martino Longhi el Viejo y construido entre 1578 y 1582. Su fachada actual fue diseñada por Giacomo della Porta y Girolamo Rainaldi.


El Palacio de los Conservadores fue completado en 1568 por Próspero Boccapaduli y Tommaso Cavalieri. Giacomo del Duca lo amplió más tarde y transformó la ventana del centro en un balcón, destruyendo así el equilibrio de los siete pórticos sobre pilares y coronados por siete ventanas. 


Miguel Ángel no vivió para supervisar la construcción completa del Palacio de los Conservadores, y los cambios introducidos en el proyecto original por sus sucesores no jugaron a su favor. El Museo Capitolino a la izquierda, cerca de Aracoeli, fue construido 1644-1655, bajo  el papado de Inocencio X. 

El Palacio Nuevo, al igual que el Palacio de los Conservadores usa el orden corintio gigante, dentro del cual el orden jónico parece estar encarcelado. El uso de un entablamento recto para el pórtico, en lugar de la arcada se convierte en tradicional en esta etapa, y es característico del estilo de Miguel Ángel.


El conjunto no se completó hasta finales del siglo XVII, cien años después de la muerte de Miguel Ángel, y su diseño fue modificado en algunos aspectos por Giacomo della Porta. Sin embargo, el resultado es esencialmente como Michelangelo deseaba: un amplio espacio exterior que podía funcionar como escenario para eventos ceremoniales.

Palacio Farnesio (1546, Roma). Este palacio fue encargado a Sangallo en 1517 y tiene una fachada de 50 metros de largo. El diseño dispuso sillares almohadillados en las esquinas y el centro, alrededor de la entrada principal. Lo distribuyó en tres cuerpos de altura cuajados de ventanas que alternaban frontones triangulares y semicirculares sobre columnas en el segundo piso. Las columnas alternan como en el Coliseo romano superponiendo órdenes en el segundo y tercer piso, en el primero coloca los frontones sobre modillones que hacen de orejeras de las ventanas.

Antonio da Sangallo el Joven murió en 1546, y la mayor parte de su obra inacabada recayó en Miguel Ángel. La forma en que el artista lidió con su tarea es evidente en el palacio que el cardenal Alessandro Farnese había encargado mucho tiempo atrás a Sangallo. Elegido para el papado, Alessandro anunció un concurso para el diseño de la cornisa que ganó Miguel Ángel, después de lo cual terminó el edificio. Su carácter cambió completamente gracias a la adición de una cornisa volada impresionante y una superestructura para el piso superior, haciendo hincapié en el cuerpo central con un balcón coronado por el escudo de la familia. Un excelente dibujo realizado en 1840 por el arquitecto Hector Martin Lefuel muestra la fachada antes de que se echara a perder por las adiciones posteriores que se hicieron en el eje central.


Las ventanas de la planta superior, con arcos de medio punto rematados por cornisas triangulares partidas, dan ligereza al palacio. Donde Sangallo había oscilado entre una unidad compuesta de muchos elementos armoniosos y un solo tema dominante, Miguel Ángel puso unidad. 

San Pedro del Vaticano (Ciudad del Vaticano, Roma, 1546).

Todos los documentos existentes y los resultados de la investigación moderna dan fe de que la antigua basílica de San Pedro era una iglesia muy hermosa que llenaba de alegría a cada peregrino que la visitaba. Pero se fue cayendo a pedazos, y el deseo de reformarla impulsa a los Papas a tirar el antiguo edificio y sustituirlo por uno nuevo y más imponente. Muchos planes se aceptan y se desechan; se realizan muchos cambios. Cada Papa y cada arquitecto recién nombrado criticó, rechazó y cambió los planes anteriores. 


(Imagen del proyecto de Miguel Ángel: De I, Etienne (Li), CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8632663)

Lo que permanecía de la obra a mediados del siglo XVI eran trozos y fragmentos, el más excelente el realizado por Bramante, aunque artistas como Rafael, Baldassarre Peruzzi y Antonio da Sangallo el Joven habían hecho importantes contribuciones. En 1547 el Papa Pablo III encargó a Miguel Ángel la supervisión de los planes, pero pasaron años antes de que se las arreglara para introducir un poco de orden en ellos e imponer la unidad en ese cúmulo de diseños y materiales. 

También Miguel Ángel escribió una carta devastadora para criticar el diseño que Antonio da Sangallo el Joven había realizado para San Pedro del Vaticano, luego aceptó el encargo de completar la obra sin recibir ninguna paga y desarrolló un nuevo plan unificado. Eliminó los ambulatorios y la fachada con torres. Restableció la planta de cruz griega original de Bramante y realizó un colosal diseño del exterior, reduciendo los elaborados planes de Bramante a un edificio central y a una imponente cúpula.



Bramante había previsto una planta de cruz griega inscrita en una base cuadrangular y coronada en el crucero por una cúpula con linterna; diseñó cuatro torres y colocaría una en cada esquina de la planta. Era una disposición equilibrada de pasillos y claustros, un conjunto formado por partes autónomas y coordinadas. El plan de Miguel Ángel era grande y más simple, con una doble cúpula elíptica que domina todo el diseño. La estructura interna de la iglesia es cruciforme, con bóveda de cañón tal y como diseñó Bramante, mientras que la fachada diseñada como un castillo sugería un dominio mundano en lugar de dominio espiritual. Los muros, rotos por las ventanas superpuestas en grupos de dos y tres que aparecen encajadas entre las pilastras con capiteles corintios, tienen el objetivo de sujetar el arquitrabe, la cornisa y el poderoso ático. Pero todo esto no es más que una base, un preludio para la gran cúpula que domina y bendice la Campaña Romana, o lo que queda hoy de ella.

Con el fin de unificar el exterior, Miguel Ángel utilizó el orden de Corinto reflejado en el emparejamiento de pilastras corintias en el cuerpo inferior de la iglesia y el emparejamiento de columnas corintias en la zona del peristilo y la linterna de la cúpula. Diseñó también una doble cúpula elíptica de nervios siguiendo el estilo florentino desarrollado por Brunelleschi, en lugar de la cúpula semiesférica de Bramante, dividiéndola en dieciséis costillas en lugar de las ocho de la cúpula típica florentina, éstas y los nervios de la linterna que culmina la cúpula están emparejados. Por lo tanto toda la iglesia, desde el suelo hasta la esfera de la linterna, da la impresión de un monolito colosal.


A la muerte de Miguel Ángel el tambor y el peristilo de la cúpula estaban todavía en obras. La doble cúpula que finalmente fue construida se alejó un poco el diseño original de Miguel Ángel, pero el efecto del edificio, visto desde los lados o desde abajo, se pliega a sus intenciones. La cúpula se convirtió en la más grande en el mundo. Miguel Ángel proyectó la doble cúpula de forma ligeramente apuntada, y esta fue la forma adoptada por los constructores, su diámetro es de 41,5 metros. Al igual que en la doble cúpula de la catedral de Florencia de Brunelleschi, la forma en punta ejerce menos empuje, y esto fue decisivo cuando en 1585 Giacomo della Porta con la ayuda de Domenico Fontana, que era probablemente el mejor ingeniero de su época, retomó la construcción. Sin duda Miguel Ángel tenía en mente la cúpula de la catedral de Florencia a medida que diseñó esta cúpula, concibiendo en su visión exterior hasta en el último detalle. También fue capaz de seguir su construcción hasta que el tambor estuvo en su lugar. Fue sólo después de la muerte del artista que la cúpula se alargó, se añadieron unos 8-9 metros a su altura, con el resultado de que podía verse desde más lejos. Fue terminada por Giacomo della Porta y Domenico Fontana en 1590.


En esta hoja Miguel Ángel dibujó una serie de posibilidades para el diseño de la cúpula de San Pedro. Junto a los estudios de la cúpula y su linterna hay estudios de figuras en el reverso de la misma hoja. Estas figuras se sitúan en nichos estrechos y rectangulares; a dos de ellas se les da mayor énfasis por su ejecución detallada. Se pueden interpretar como representaciones de los apóstoles pero se desconoce su propósito.


Este grabado de San Pedro fue ejecutado por Étienne Dupérac (1525-1604) en 1568. La nave central se echó a perder cuando se transformó en basílica y se construyó una fachada cuya fría laicidad será redimida únicamente por la magnífica columnata de Bernini. Hay que observar San Pedro desde el lado oeste para apreciar lo que pretendía Miguel Ángel. Del mismo modo se debe observar el interior desde el centro de la, ahora, basílica, sin tener en cuenta el baldaquino de bronce y todos los añadidos barrocos posteriores, echando un vistazo a los brazos del crucero y, mirando hacia arriba, a la cúpula florentina.



Cuando se observa el edificio persiste el sentimiento de que algo falta, ya que los ángulos rectos son abruptos y sin motivación. Probablemente debido a la aversión al estilo gótico; cualquier sugerencia de realizar contrafuertes tenía que ser evitada, aunque en este caso particular, se necesitan y están, de hecho, presentes, aunque camuflados mediante pilares neoclásicos emparejados. Aquí, más que en cualquiera de sus otras obras, se plasma el gusto medievalista del Miguel Ángel: San Pedro es un sueño medieval, su diseño aspira al cielo y glorifica a Dios. La cúpula elíptica es la apoteosis del románico y del arco apuntado gótico, con una linterna que, a pesar de sus columnas clásicas, nos recuerda a un campanario cuajado de misteriosas tallas. 


En consonancia con su convicción de que la arquitectura debe proceder de la escultura y la pintura, Miguel Ángel realiza un modelo de arcilla con el fin de comprobar la plasticidad otorgada a su creación arquitectónica. Posteriormente, realizó este modelo en madera con ayuda de un carpintero. Esta maqueta ayudó a realizar algunas reparaciones y cambios posteriores que querían seguir siendo fieles al diseño original del arquitecto.


En la arquitectura, el detalle es todo: las curvas y los contornos de la cúpula casi romboidal superan a todas las demás siluetas de su tipo, incluso la de la cúpula de la catedral de Florencia de Brunelleschi y las de las grandes mezquitas de Estambul y El Cairo. Si uno observa la cúpula de San Pedro desde el sur o desde el oeste, donde las debilidades de los arquitectos posteriores no son evidentes, uno se pregunta ¿cuál es el secreto de esta cúpula?. En teoría no debería haber sido difícil de diseñar. Pero de hecho, sólo un hombre fue capaz de idearla, y se le concedió la inspiración para llevarla a cabo. Su genio se basó en la sabiduría acumulada durante su vida. La cúpula puntiaguda revela el misterio del universo; el milagro de la reconciliación entre Dios y el hombre que brilla por encima de la ciudad eterna, esta cúpula de color gris plateado irradia amor.

Planos de una Iglesia (1560)

Durante los últimos diez años de su vida Miguel Ángel dibujó planos de nuevos edificios y aún más diseños para esculturas. Después de su reconciliación con Cosimo de Medici, diseñó los nuevos planos para San Giovanni dei Fiorentini en Florencia.


Porta Pía (1559-65, Roma)


Las huellas de la actividad como arquitecto de Miguel Ángel se encuentran en algunos rincones de Roma. Encontramos, por ejemplo, los sombríos baluartes almenados de la Porta Pia, donde el arquitecto muestra que era sobre todo escultor. La sección central, realizada en el siglo XIX, debilitó en gran medida la digna apariencia del original. Miguel Ángel diseñó para el Papa Pío IV (1559-1565) varias puertas para la ciudad de Roma, de las cuales sólo se realizó esta.



Este es uno de los dibujos que se conservan en la Casa Buonarroti de Florencia relacionados con el proyecto para la renovación de las puertas de las murallas romanas.

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