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sábado, 5 de septiembre de 2015

ARQUITECTURA RENACENTISTA ITALIANA DEL CINQUECENTO: CARACTERÍSTICAS GENERALES

La Arquitectura Renacentista Italiana del Cinqueccento coincide básicamente con las características ya analizadas para el Quattroccento, aunque ahora el foco principal del arte pasa de Florencia a Roma, bajo el mecenazgo de los Papas principalmente y alrededor del Vaticano, aunque no faltan otros mecenas especialmente dentro de la Iglesia.

Es ahora cuando se escriben las principales guías sobre el arte de la antigüedad.

En el Cinqueccento se llega al clasicismo renacentista, que busca la pureza arquitectónica, la organización urbanística, los espacios amplios y abiertos y la grandiosidad. Las fachadas se articulan en función de de los órdenes clásicos y algunos detalles como los aleros y los frontones se exageran.

Se da importancia al volumen y la belleza, muy apegada a lo clásico, y esto se reflejará sobre todo en las fachadas, cuya importancia aumentará.

El Manierismo, que ocupa los últimos dos tercios del siglo, introduce nuevas características que ponen las bases del Barroco. Su origen se sitúa en el estilo de Miguel Ángel, que es quien inicia esta tendencia dentro del Renacimiento.

Se caracteriza por:

- Dar rienda suelta al capricho del arquitecto, frente a la serenidad clásica se liberaliza el uso de los elementos arquitectónicos.

- Se busca impactar al espectador, emocionarle.

- Se menosprecian las reglas tradicionales.

- Se llega al cenit en lo decorativo que comienza a cubrir las fachadas anticipando el Barroco.

- No hay coordinación ni correspondencia entre el exterior y el interior en los edificios.

- Comienza a combinar los elementos y lo secundario pasa a ser protagonista.

- Se rompe con la unidad y la articulación clásica de las fachadas.

- La desproporción en las medidas desemboca en la monumentalidad.

- Se buscan los efectos de luz mediante entrantes y salientes en las fachadas, lo que se exagerará al máximo en el Barroco.

ETAPAS

- Pleno Renacimiento o Renacimiento Clásico, que ocupa el primer tercio del siglo XVI.


- Manierismo: en los dos últimos tercios enlazando ya con el Barroco.






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